
Un día soñé con ver a mi gente caminado hacia el puerto, hacia nuestro puerto Alqualondë guiando a aquellos caballeros seguidores de la fantasía tolkiniana a aquellos que por no perder su honor han luchado en numerosas batallas, a doncellas que quieren ver la luz que está más allá de las oscuras miradas de quienes no conocen lo maravilloso del medioevo.
Soñé que contemplábamos la arena brillante bajo el cielo estrellado y que el océano rujia con fuerza al vernos llegar, que los ojos de mi gente habían encontrado la luz sublime del reencuentro después de su fatídica lucha con la realidad de aquellos incautos opresores de nuestra libertad.
Tuve entonces al despertar la más maravillosa de las visiones, mi mundo, mi voluntad y mi ser todos dirigidos hacia un solo camino; la realización de lo que sé es nuestro sueño, el reencuentro con las almas que habíamos perdido en éste mundo, con la felicidad que habíamos apagado al andar, con nosotros mismos que cerramos los ojos para no ser vistos.
Mellöth & Vingilöth